Las peras del Edén

Habíamos hecho match en Tinder, estábamos a pocas cuadras de distancia y no íbamos a esperar mucho más para conocernos.  Salimos y me parecía tan atractivo: alto, de barba y tatuajes, pero no como cliché, tenía una excelente conversación; pasamos de hablar de ciencia y superhéroes hasta algunas fantasías de látex y disfraces, lo cual me excitó desde el primer momento, al escuchar hablar de ello con su gruesa voz. No tardó mucho, después de hablar día y noche para acordar seguirnos encontrarnos. "Vivo en el #53, interior 505"; ( ¿era eso una invitación?), la tomé como tal. Al siguiente día, me levanté temprano imaginando todo lo que aquel hombre podía hacerme con sus manos, era al menos 30 cm. más alto que yo y su piel era increíble (ya le había dado un pequeño mordisco): me duché y depilé cada zona cautelosamente, las piernas, axilas, pelvis, quería que todo estuviera suave para él, y cada parte suya que me tocara, lengua, dedos, manos, cara. Me perfumé, me puse una crema neu